Aunque unas horas tarde, me gustaría participar con este post para divulgar información sobre esta enfermedad.
La electrosensibilidad forma parte de las nuevas enfermedades surgidas en el seno de las sociedades desarrolladas. Se trata de una enfermedad notoria recurrente provocada por la exposición a campos electromagnéticos. Se ubica en el contexto de las enfermedades producidas por contaminación medioambiental.
Podemos definir la contaminación como la introducción de sustancias químicas, energía u otros elementos físicos en un medio que puede ser un ecosistema, un medio físico, una casa, o un ser vivo, que provocan que éste sea inseguro o no apto para su uso.
A finales del siglo pasado, las ciencias medioambientales abordaron el control de la contaminación del agua, del suelo, de la atmosfera, producida fundamentalmente por sustancias químicas u otros elementos físicos procedentes de residuos, basuras, agricultura, transporte, extracciones, combustibles... Apenas se hablaba de la llamada contaminación electromagnética (como la telúrica, cósmica-solar, acústica, térmica, lumínica, ...) excepto de la radioactividad.
Es a principios de este siglo cuando se aborda la contaminación de las radiaciones naturales y artificiales originadas por energías (como el campo magnético, el sonido, el calor, la luz, las ondas wifi,.. )
Paralelamente en el tiempo, la biología y la medicina se han centrado casi exclusivamente, en los procesos moleculares y bioquímicos a la hora de estudiar los procesos biológicos ignorando las cuestiones relacionadas con la actividad eléctrica y electromagnética.
Hoy en día, sabemos que todas las células del organismo humano funcionan y se expresan mediante campos eléctricos y diferencias de potencial eléctrico, que producen a su alrededor campos magnéticos.
Los seres humanos somos, por lo tanto, estructuras muy sensibles, influenciables y fácilmente alterables que interactúan con las emisiones eléctricas, magnéticas y/o electromagnéticas que les inciden desde el exterior.
Nuestro cuerpo, nuestros órganos y nuestras células actúan como antenas receptoras de ondas electromagnéticas.
Los síntomas son generalizados, afectan a muchos sistemas corporales y disminuyen o desaparecen cuando finaliza la exposición al CEM. Pueden ser cervicalgia, lumbalgia, hormigueos en manos o piernas, sensación de inestabilidad (vértigos) tensión en los trapecios, dolor de hombros, tendinitis y capsulitis, sensación de presión en el cráneo, palpitaciones, fatiga crónica, dolor retroocular, dolores musculares y articulares, contracciones musculares involuntarias, , dolor de abdomen, problemas digestivos, acúfenos, sensación de crispación a nivel mastoideo, bruxismo. Pero la EHS puede entrañar otros síntomas, a veces consecuencia de los anteriores, como depresión, nerviosismo, astenia, irritabilidad, náuseas, anorexia, contracturas musculares y dolor en una lado del cuerpo (el expuesto a los CEM), somnolencia diurna, insomnio, alteraciones cardiovasculares (aumento de la frecuencia cardiaca e hipertensión arterial), enfermedades crónicas asociadas, cataratas, alteraciones en el electroencefalograma, alteraciones en los marcapasos, dificultad de concentración, alteración de la vida afectiva, aislamiento social…
Hay que rendir homenaje a los médicos pioneros que, antes que nadie, comprendieron que esta enfermedad era una realidad. Pusieron todos sus conocimientos, energías y competencias para demostrar, en el siglo XXI, quela enfermedad de la EHS no era el invento de espíritus imaginativos y románticos ni de enfermos paranoicos.
El profesor francés Dominique Belpomme- Profesor y oncólogo de la Universidad de Paris-Descartes y presidente de ARTAC ( Asociación de Investigaciones Terapeuticas Anticancerosas, así como el dermatólogo sueco Olle Johanson-experto en EHS y recién colaborador científico de Phonegate- realizaron entre 2008 y 2011 pruebas diagnósticas: marcadores sanguíneos y un encefaloescaner, escaner de Doppler pulsado (ecografía basada en ultrasonidos con la que se pueden detectar los cambios de perfusión sanguínea en el cerebro cuando esta en contacto con los CEM) a 488 pacientes diagnosticados de EHS. Los resultados obtenidos mostraron que las personas sensibles a los CEM tienen una perfusión reducida en el cerebro, sobre todo en la partr izquierda de la zona límbica, en comparación con el grupo control.
El 70% de los pacientes presentaba también déficit severo de vitamina D,
el 50% disminución de la HSP27 y/o de la HPSP70 (proteínas de estrés térmico),
el 40% exceso de histamina (un compuesto orgánico involucrado en la respuesta inmunitaria y otros procesos orgánicos),
el 10% aumento de la proteína S100P (marcador de la apertura de la barrera hematoencefálica, que facilita la entrda al cerebro de contaminantes externos como organofosforados, mercurio y otros COP),
el 33% un déficit de melatonina (una hormona hipoinductora) en orina,
y el 20% un aumento de proteína antimielina en sangre.
Quiero dar las gracias a los innumerables médicos, científicos, asociaciones, profesionales y enfermos que siguen luchando, dia a dia, por el reconocimiento de esta enfermedad.
Bibliografía:
· Dieuzaide, G. “Las enfermedades de las ondas electromagnéticas (Electrosensibilidad, fibromialgia, fatiga crónica) Como protegerse de ellas” Ed. Obelisco 20016.
· Valls-Llobet, C. “Medioambiente y Salud. Mujeres y hombres en un mundo de riesgos” Segunda edición. Ed. Catedra Universitat de Valencia. 2018
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